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Ultimamente me han preguntado en varias ocasiones, que si la conexión es un estado natural, por qué no estamos conectados. ¿Es que hemos perdido lo natural? ¿Es que nos hemos desconectado? ¿No es algo que hay que realizar? Esas son varias de las preguntas que después de la primera han formulado las personas.
Otras personas, cuando hablan de la conexión dicen: "Si, sí. Estamos conectados". Para acto seguido preguntarte por alguna situación suya. Estas personas creen que están conectados, pero no están experimentando la conexión. Tienen una idea sobre la conexión, pero todavía no la vivencian.
Hoy quiero responder a estas preguntas, por si tú también estás en uno de estos grupos. Tal vez pienses que lo que digo es muy bonito, o es imposible, o no deja de ser mera palabrarería. O tal vez cuando lees lo que digo sobre la conexión, digas "si, si", pero en realidad no estés experimentando tu conexión.
Si estás en el primer grupo, ya sólo tu pregunta indica que no has percibido tu conexión. Comprendo que en la situación que nos hayamos, en la que nuestra vida es rutinaria, nos sentimos alejados de todo, no tenemos un sentimiento de pertenencia ni tampoco un sentido, podamos pensar que no estamos conectados. O tal vez creamos que eso de experimentar la conexión es algo "milagroso" y nosotros no tenemos la capacidad del milagro.
Bien, si la conexión es un estado natural, olvídate de lo milagrero y milagroso en la conexión. Cuando hablamos de milagro o cuando pensamos en milagros tenemos en la cabeza algo que ocurre o se realiza fuera de la ley natural. Bueno, nunca nada se da fuera de esta ley, así que te voy a poner un ejemplo: cuando por primera vez te pones de pie y das tus primeros pasos, lo haces porque estás conectado a un campo de información, el de la especie que lleva la información o memoria como lo quieras decir, de orrorin, nuestro antecesor que empezó a andar. La verdad si lo miras bien es un milagro en sí mismo, pero en ese momento tú solo lo percibes como un impulso de acción. Así funciona todo. Estás conectado a los distintos campos de información, o niveles de información, y actúas, te mueves y vives según estas informaciones. No hay nada que hacer al respecto. Por el mero hecho de vivir estás conectado; de otra forma, no estarías aquí en este mundo.
Lo que ocurre es que sólo nos damos cuenta de algunos niveles de información; pero eso no quiere decir que no podamos acceder a otros niveles o que aquellos niveles estén vedados para nosotros. Compartimos una increíble cantidad de información a la que podemos acceder CON TAN SOLO LA INTENCION de hacerlo. No hay complicaciones en este sentido; sin embargo tenemos que tener en cuenta a los chicos del sótano. Es decir, la intención tiene que ser completa. Tal vez queramos acceder, pero los chicos del sótano nos indican que existe un miedo por ejemplo, o una creencia de imposibilidad. Necesitamos estar sintonizados en nuestros tres centros para cambiar un hábito ya sea de pensamiento o de acción o emocional. Si yo creo que no puedo, no puedo. Es sencillo. Si tengo miedo, no lo hago. Es sencillo. Los chicos del sótano nos demuestran con continuidad que estamos conectados.
Por ello no basta pensar que estamos conectados. Ese es el segundo grupo de personas, los que dicen "si, si". Porque en ellos su centro racional dice que sí, pero no han experimentado la conexión. Para darnos cuenta de algo es necesario experimentarlo, vivenciarlo, vivirlo. Si nos quedamos en un mero valor o concepto, no llegamos a nada. Sólo la experiencia de algo nos da la certeza, y en el caso de la conexión, ocurre lo mismo, porque la ley natural habla de vivir algo, no de pensar en algo. Más tarde podemos reflexionar sobre nuestra conexión y la experiencia que hemos tenido. Pero no antes, porque si ocurre esto vuelve a ser una teoría más, una idea más, un concepto más.
Cuando hablo de vivenciar la conexión estoy hablando de darse cuenta de la conexión, de nada más. Es necesario que nos demos cuenta de que estamos conectados a una red inmensa de informaciones en las que nosotros somos un punto en esa red en la que convergen infinidad de líneas de información. Cada uno de nosotros es sólo un punto en la red, pero está ahí porque conforma esa red y no olvides esto: tiene un espacio propio en la red. Si tu no estuvieras en ella, la red se modificaría, no sería lo que ahora es. Y es importante que lo pienses así, porque todo ocurre por una causa, todo ocurre porque es necesario que ocurra. Es parte de la misma información que estás compartiendo.
Hasta otra.
Que la luz de tu corazón guíe tu camino.
Elenka