Hola. Bienvenid@
En mi entrada "Dadme un punto de apoyo y moveré la tierra", Anónimo dijo:
"Sí que es verdad, las piedras en el camino son algo común, y la verdad es que yo la única manera que conozco de eliminarlas es destruyéndolas. pero al romperlas se hacen pequeñitas y siguen molestando. Lo que comentas me suena un poco a lo de mirar cara a cara al enemigo para poder derrotarlo. ¿tiene que ver con eso?
Antes de nada, gracias por tu comentario.
Lo que dices es muy cierto; curiosamente, si destruyes las piedras de tu camino, no desaparecen sino que se hacen más pequeñitas y siguen molestando. ¿Por qué ocurre esto? Por una sencilla razón: la piedra no está en el camino para que la destruyas sino para que la veas, la estudies y la conozcas. Si no haces esto, sigue ahi, transformada, pero sigue. En palabras de Stephen King, "los chicos del sótano" se encargan de recoger las piedritas y volverlas a unir. La próxima vez tal vez te encuentres con una muralla de guijarros que te corta el paso.
Te voy a poner un ejemplo: conozco a dos personas que tuvieron una infancia muy poco feliz. Un hombre y una mujer que tuvieron un padre alcohólico, y como suele suceder, una madre insegura que necesitaba de un hombre en su vida para tomar decisiones. Los dos, ya siendo adultos, han buscado ayuda para poder sanar su vida. El hombre acudió a terapia psicológica durante bastante tiempo; la mujer no sólo acudió a terapia, sino que además encontró otras formas de ayuda para poder según sus palabras "comprender mi vida y lo que soy". Si les preguntas, los dos se sienten mucho mejor que antes, pero hay una diferencia en ellos.
El hombre ha entendido lo enfadado que está con su padre; pero sigue enfadado y te podría decir que también lo está con su madre, aunque creo que de ese aspecto todavía no se ha dado cuenta, porque en realidad ha mirado la piedra con el centro racional. Sí, ha entendido de su rabia, pero no la ha vivido; sigue furioso, considerando culpables de su vida a sus padres. Sólo ha rozado sus sentimientos y no ve su "estar en el mundo", no percibe lo que su instinto, su cuerpo le están continuamente comunicando. No vive cómo esa rabia le impregna y le hace daño a cada instante. No se da cuenta de cómo cada "fracaso" de su vida le indica la presencia de su rabia. Prefiere disfrazarla.
La mujer ha vivido su rabia. Ya no es una víctima de sus padres, ni del mundo. Aquello ocurrió y no se puede cambiar, pero ha visto muchos más aspectos de aquello. Ha comprendido a su padre porque ha vivido en su carne lo mismo que él. No ha sido alcohólica, pero ha vivido su miedo. Está comprendiendo a su madre, porque está viviendo en ella misma lo que ella. En muchas ocasiones se siente insegura y necesita de los demás aunque no sean parejas. Comprende que sus situaciones posteriores a su infancia han sido el reflejo de sus miedos, sus inseguridades, sus carencias. No quiere disfrazarse.
A mi modo de ver esta diferencia tiene como base el cómo se ve la piedra. Según tus palabras, lo de mirar cara a cara al enemigo es el gran obstáculo para poder conocer la piedra. Lo primero que necesitamos es no ver la piedra como el enemigo. No hay enemigos, no hay lucha, no hay guerras. El hombre de mi ejemplo no ha comprendido esto. Sigue en una guerra contra sí mismo, porque ha conseguido romper la piedra, pero no ha comprendido que la piedra es una parte de sí. En realidad está roto en pedacitos. La mujer ha comprendido de qué está hecha la piedra, porque en última instancia el objetivo de toda piedra no es eliminarla sino pesarla, medirla, percibirla y comprenderla.
Es como si nuestra vida fuera una ginkana. Conoces ese juego ¿no? Es un camino que tienes que recorrer en el que en determinados puntos tienes que hacer determinados trabajos o tareas para conseguir unas pistas que te indican cuál es el siguiente punto. Cuando llegas al final encuentras "un tesoro". Los niños se lo pasan muy bien jugando a esto, es divertido. Pero nosotros, en nuestra gynkana particular, nos exasperamos porque queremos las pistas desde el principio. Pero se nos olvida que si fuese así, no habría juego, ya que la característica de que exista es precisamente el de buscar y encontrar estas pistas. Eso es lo divertido.
Bueno, la pregunta es ¿quieres o no quieres jugar?
Hasta la próxima
Que la luz de tu corazón guíe tu camino.
Elenka
No hay comentarios:
Publicar un comentario