17 de junio de 2011

DADME UN PUNTO DE APOYO Y MOVERE LA TIERRA

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"Dadme un punto de apoyo y moveré la tierra" dijo Arquímedes, haciendo referencia a que para mover algo no es necesaria la fuerza que en principio parece requerir, pudiendo mover el objeto con menor fuerza utilizando el punto de apoyo necesario. Este es el principio de la palanca.  
Todos hemos utilizado este principio de Arquímedes y lo comprendemos. Si yo tengo que mover una piedra pesada, utilizando una palanca y situándola en el lugar adecuado, la puedo mover con una fuerza menor a la inicialmente sería la necesaria.

Esto lo entendemos en el plano físico; ahora te invito a que lo lleves a tu interior. En muchas ocasiones nos parece que no tenemos la "fuerza" adecuada para movilizar algo en nuestra vida. Bien, tal vez esa apreciación es correcta y sea así, pero sólo recordemos a Arquímedes y busquemos una palanca, un punto de apoyo, coloquémoslo en el lugar adecuado y con nuestra propia fuerza interior moveremos aquello que queremos movilizar. 

Cuando hablamos de "fuerza de voluntad", "imposibilidad", "gran esfuerzo", "superación", "lucha" o "sufrimiento", nos estamos imposibilitando. Te invito a que digas estas palabras en voz alta, y percibas cuáles son tus sensaciones corporales y qué emociones surgen en ti. Tienes una gran piedra que te obstaculiza tu camino, quieres quitarla o por lo menos moverla para poder seguir, intentas cogerla para apartarla, ni siquiera la abarcas; ahora  la empujas, la empujas con todas tus fuerzas y no la mueves ni un milímetro; vale, la intentas escalar y es resbaladiza; imagina que tienes un mazo e intentas romperla, cuando golpeas sólo unas esquirlas saltan y te haces daño con la vibración que se produce con el golpe. Entonces te dices: "es imposible", "me tengo que quedar aquí, ya no puedo seguir, no puedo con esta piedra". No es que no lo hayas intentado, no te has quedado cruzado de brazos, quieres quitar la piedra pero es que no lo consigues. Necesitas una fuerza muy superior a la tuya para hacerlo; es demasiada piedra; no puedes. 
Bien, eso es cierto. A menudo me encuentro con personas que quieren quitar la piedra de su camino, son sinceras; de verdad quieren avanzar y lo han intentado y han hecho grandes esfuerzos y al final, se sientan en el camino, desesperanzadas, sintiéndose impotentes, desilusionadas y derrotadas. No pueden. 
En otras entradas ya he hablado de los valores que nos han inculcado desde pequeños. Desde niños nos han dicho abiertamente, nos han dejado entrever y nos han enseñado de mil formas que la vida es sufrimiento, que es necesaria lo que se llama "fuerza de voluntad" para conseguir aquello que deseas, que, a pesar de todo, hay cosas en la vida que son imposibles para ti, que es indispensable sufrir y luchar para conseguir aquello que quieres... Cuando te encuentras con la piedra, reaccionas según estas creencias, es normal ya que son las herramientas que tienes. Luchas, intentas superar, intentas sortear, incluso en algún momento haces como que no hay piedra y estás simplemente descansando... Haces lo que sea y eso te honra. Lo que ocurre es que tus herramientas y tu fuerza no son las adecuadas para mover la piedra y lo único que se refuerza son las creencias de que hay cosas imposibles para ti. 

Ahora quiero que mires la piedra y te acuerdes de Arquímedes. 
¿Y si te digo que esto no es verdad? ¿Y si te digo que tenemos la palanca adecuada para cada ocasión?
Mira la piedra, calcula su peso, mira su forma, estúdiala, obsérvala. Así sabrás cuál es el tamaño de la palanca que necesitas. Ahora busca esa palanca. Para encontrarla es necesario que dejes a un lado las herramientas que no son necesarias, que son inútiles. Seguramente te han servido en más de una ocasión, pero reconoce que ahora no te sirven. Tal vez incluso entre tus herramientas tengas palancas, pero en este momento esta piedra necesita de la palanca adecuada. 
La sintonización te da la información necesaria de la piedra.  Es la báscula o el metro para medirla. Reconoces de qué materia está hecha, si es de granito o de mármol. Sabes cuánto pesa y cuál es su forma auténtica. Si es lisa o tiene salientes; si es compacta o es porosa.... Así sabes cuál es la palanca que necesitas. Tienes la información.
Mientras encuentras toda esta información, ya  tienes la palanca. Las características de la piedra te indican cuál necesitas usar, porque hay una correlación muy estrecha entre estas características y lo que necesitas. Imagina que esa piedra que parecía de mármol sólo lo es por fuera y por dentro está hueca, o que parecía mucho más grande en el otro lado del camino, ese que no puedes ver porque la misma piedra te lo tapa, o que en realidad está enterrada en su base dentro del camino. Lo que sea. 
No luches contra la piedra; sólo date cuenta. Aquí no hay lucha, hay comprensión. ¿De qué te vale darte de cabezazos contra la piedra si ni siquiera sabes cuáles son sus características?
Cuando ayudo a las personas a medir, pesar, observar, distinguir los detalles de sus piedras, vemos que esa misma información nos da la solución. Cuando miras la piedra con detenimiento ya estás viendo cómo la vas a quitar de tu camino. No requiere esfuerzo, ni lucha, ni queja, ni sufrimiento. Utilizas tus recursos naturales y el mayor de ellos es que tú sabes qué hace la piedra en tu camino, tú conoces sus características, tú tienes la solución. 
La sintonización puede ocurrir en la vida de forma espontánea. En muchas ocasiones ocurre. Hablamos de sintonización cuando, siguiendo este ejemplo de la piedra, nos damos cuenta de todos los detalles de ésta, no sólo de lo que parece sino también de lo que es, ya que  buscamos la información no sólo de nuestro centro racional, sino del centro emocional y del instintivo, todo ello nos expresa la información causa de nuestra piedra.  Cada uno de ellos nos dice una cosa o varias de la piedra y suele ser distinta; por eso hay piedra. Cuando nuestros centros están sintonizados, es que ya no hay piedra. 
Recuerda esto:
1) No luches contra la piedra sea del tamaño que sea, las apariencias engañan. Lo que te puede parecer un simple guijarro puede serlo o puede ser la punta de algo que está enterrado. Antes de darle la patada, cerciórate porque si es lo segundo te dañarás el pie en tu camino. 
2) Busca toda la información. No sólo de la piedra, sino de la parte del camino en que está. La experiencia nos dice que hay una relación profunda entre esa piedra y el suelo en el que está. Esto te conecta con la información causal de esta piedra. No es casualidad. 
3) Es tu camino y es tu piedra. No le eches la culpa de su existencia a nadie, ni siquiera a tí ni al destino. Busca tu capacidad de respuesta. Como ya dije a esta capacidad se le llama responsabilidad.
4) Y, aunque esa piedra se parezca mucho a otra u otras anteriores de tu camino,  no es la misma piedra. Así pues no utilices herramientas anteriores porque con seguridad no serán las adecuadas. 

Hasta la próxima.
Que la luz de tu corazón guíe tu camino. 
Elenka






1 comentario:

  1. Si que es verdad , las piedras en el camino son algo común, y la verdad es que yo la única manera que conozco de eliminarlas es destruyéndolas .
    Pero al romperlas se hacen pequeñitas ,y siguen estando ahí molestando.
    Lo que comentas me suena un poco a lo de mirar cara a cara al enemigo para poder derrotarlo.
    ¿tiene que ver con eso?

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